El psicólogo arevalense José Antonio García Pulido ha ofrecido, en Radio Adaja, una serie de pautas y consejos para ayudar a todas aquellas personas que, en estos días, se están enfrentando a la pérdida de un ser querido y no han podido despedirse ni abrazar a sus familiares, debido a las restricciones impuestas por la alarma sanitaria.
José Antonio García Pulido ha recordado que el confinamiento ha transformado el modo que tenemos de afrontar el duelo, ya que una parte fundamental nos está vetada: el contacto físico y las muestras de afecto tan necesarias en estas circunstancias.
Esta prohibición está resultando especialmente dramática en pacientes con coronavirus que fallecen después de haber estado aislados y sobre los que existe una prohibición expresa a sus familiares de acariciarlos, abrazarlos o tocarlos para despedirse. “Estas normas impiden o dificultan que podamos desarrollar el rito de despedida, que son importantes para realizar el duelo de manera adecuada”, resaltó el psicólogo. En circunstancias normales, el proceso de duelo normal tiene cinco fases, una de ellas es la de negación que es necesaria para gestionar el proceso de pérdida. “En una situación normal, el velatorio nos hace ver que es real y que está pasando. Es necesario que aceptemos que esa persona ha muerto para avanzar en el duelo”, apuntó. No obstante, en la situación actual únicamente recibimos una llamada telefónica que nos comunica la noticia y, en la mayoría de los casos, no podemos despedir a nuestro ser querido ni tampoco recibir apoyo familiar debido al confinamiento.
Ante este escenario, el psicólogo arevalense José Antonio García Pulido recomienda hacer más real la situación aunque sea duro. “Hablar con otros familiares por teléfono o videollamada, ya que esas conversaciones ayudarán a canalizar nuestras emociones”. También se aconseja realizar un “funeral” en casa, para despedir a nuestro ser querido utilizando fotografías o vídeos que tengamos de esa persona.
José Antonio García Pulido también anima a escribir una carta de despedida, en términos de pasado, en la que expresemos nuestros sentimientos hacia esa persona, e incluso el vacío que sintamos en ese momento. No obstante, y ante la dureza de la situación, cualquier persona que lo necesite debe acudir a un profesional.