En la provincia de Ávila hay 269 parejas de buitre negro, siendo la que más presencia de esta gran rapaz necrófaga tiene en toda la región; motivado –fundamentalmente- por la gran colonia del Valle de Iruelas.
Por otro lado, 43 ejemplares de águila imperial (los segundos mejores datos tras Segovia) han optado por Ávila como territorio donde anidar. Más información que constata la evolución favorable de las dos especies: en 1989 había 17 territorios con águila imperial. En 2021, 131. Y en lo que respecta al buitre negro, en 1991 se contabilizaban 134 parejas; en 2021, 597.
Este fuerte aumento poblacional ha ido acompañado de un notable aumento del área de distribución, pasando de 6-7 cuadrículas UTM 10×10 km ocupadas por la especie en 1989, hasta las 94 cuadrículas en 2021. Por su parte, en el censo de buitre negro de 2021 se han contabilizado 597 parejas repartidas en 7 núcleos de nidificación y 23 colonias de reproducción. Se realizó el seguimiento completo de la reproducción en un total de 590 parejas, con un total de 363 pollos volados. La especie se distribuye por las provincias de Ávila (269 parejas), Burgos (15), Salamanca (120) y Segovia (193), confirmando su tendencia positiva tanto en el número de efectivos, al pasar de 134 parejas en 1991 a las 597 de 2021, como en la recuperación de parte de su área de distribución histórica (con un incremento de 20 cuadrículas UTM de 10×10 km entre el año 2000 y el 2021).
Gran parte del éxito y de la mejora en las poblaciones de estas especies forestales deriva de la aplicación de medidas de corrección de tendidos eléctricos peligrosos, así como de las prácticas de gestión forestal sostenible aplicadas y de la existencia de instrumentos de planificación y ordenación forestal en los montes públicos y privados.
Actualmente, las amenazas más importantes están relacionadas con la muerte de ejemplares por colisión y/o electrocución en tendidos eléctricos, la disminución en determinadas zonas de su principal especie-presa, el conejo (en el caso del águila imperial) y la mortalidad en el nido derivada de causas naturales y/o relacionas con actividades humanas, como las molestias en época de cría por trabajos de diversa índole (agrícolas, cinegéticas, forestales) y por actividades relacionadas con el ocio en áreas aledañas a los nidos.
Los resultados se desprenden del último informe de seguimiento del Plan de Monitorización del Estado de Conservación de la Biodiversidad en Castilla y León.