Durante la primera campaña de excavaciones arqueológicas en la necrópolis de La Coba ubicada en San Juan del Olmo (gracias al proyecto desarrollado por Terra Levis – MASAV, financiado por la Diputación de Ávila, la Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento de San Juan del Olmo) se han hallado dos fragmentos de maderas carbonizadas en dos sondeos realizados en este yacimiento altomedieval.
Juan Pablo López García, Director de las excavaciones arqueológicas, ha apuntado que las dataciones radiocarbónicas obtenidas en el laboratorio Beta Anlitic de Miami apuntan a una ocupación prolongada de la Coba entre los siglos VII y IX.
Además, estas dataciones absolutas irían en consonancia con la cultura material que ha ido a pareciendo en la zona, tanto en prospecciones previas como durante los trabajos arqueológicos de este año 2020. Cabe destacar que en 2012 durante la limpieza y excavación de una tumba de lajas en la zona 2 de la necrópolis apareció un ajuar funerario compuesto por un recipiente cerámico, un colgante y un anillo adscribibles al s VII d. C. Por otro lado, los tipos cerámicos encontrados durante los trabajos de este año hacían pensar a los investigadores en cronologías más tardías –s VIII-.
De este modo, los datos apuntan a una escasa incidencia del estado visigodo sobre las comunidades campesinas de esta zona durante el s VII, en un proceso histórico en el que pequeños centros de poder de tipo rural van ganando relevancia respecto a las ciudades. Espacios referenciales que en este caso tienen continuidad tras la irrupción del islam en la Península, pues a partir de la cultura material no se aprecia influencia andalusí en este territorio. Estaríamos ante comunidades que durante los siglos VIII y IX vivían en “tierra de nadie”, ajenos a los reinos cristianos y al islam.
Por otro lado, reforzaría las diferencias entre los tipos de enterramientos de lajas –correspondientes a un momento inicial de uso del cementerio hacia el s VII- y las excavadas en la roca, interpretadas como más tardías.
Tanto esta campaña como las venideras buscan comprender la articulación de un espacio realmente excepcional. Una de las hipótesis con las que trabajan los investigadores hablan de la zona como un paisaje referencial para las comunidades de aldea que vivían en la zona. La necrópolis y el poblado asociado serían un referente espacial, un elemento aglutinador donde estas gentes se reunían para tomar decisiones importantes relativas a la gestión del territorio, homenajeaban a personajes relevantes y por supuesto enterraban a sus difuntos. Se quiere comprender la dinámica de un espacio relevante, que probablemente sea el origen de encuentros que en la actualidad refuerzan la entidad serrana en un espacio tan próximo como es la Ermita de Nuestra Señora de las Fuentes.