Pedro San Segundo del Peso, ganadero de Navalacruz y socio de la Alianza UPA-COAG, nos trasladaba cómo viven la situación los propios ganaderos afectados por los ataques de lobos. Asegura que “la situación es un sinvivir. Cada día aparecen animales que mueren agonizando. Los ganaderos somos amantes de los animales y a nivel emocional sufrimos. Aparte viene la evidente pérdida económica, no solo la actual sino también la pérdida futura, puesto que si me mata un animal me quedo sin el beneficio que me pueda dar ese animal de adulta, es decir, nunca me pagan el valor real y lo que me puede producir”.
San Segundo asegura que los ataques de lobos son continuos, y que las compensaciones económicas no contemplan todos los desperdicios que se producen. Afirma que “hay muchas vacas, que están abocadas a parir y por el estrés que le provocan los lobos acaban tirando a la cría. Eso nos repercute en muchas cosas. En el tema de las ayudas compensatorias, si una vaca no ha parido en menos de 20 meses no te la certifican”.
San Segundo opina que la medida más efectiva es un control que asegure que lobos y ganadería vivan en espacios diferentes. Además, este ganadero de Navalacruz considera que la coexistencia "es incompatible". Sentenciaba, que de no aplicar medidas urgentes “Ávila se queda sin ganaderos”. "Yo tengo tres hijos y no quiero que ninguno de ellos se quede con la explotación ganadera, porque todos los días hay ataques, si no es en un pueblo es en otro, y ves a nuestros animales agonizando por las mordidas de los lobos, no le recomiendo a nadie esta situación y este oficio", confesaba San Segundo.
Este ganadero de Navalacruz ha sufrido en los últimos dos meses ataques de lobos. Ambos han sido a potros, que solo han sido encontrados algunos restos durante los días siguientes, y que se han producido a mediados de mayo y a mediados de junio.
Este ganadero de Navalacruz ha sufrido en los últimos dos meses ataques de lobos. Ambos han sido a potros, que solo han sido encontrados algunos restos durante los días siguientes, y que se han producido a mediados de mayo y a mediados de junio.