Equo Ávila considera que la quema de rastrojos y restos de poda es una práctica destructiva que se debe abandonar.
Indican que el suelo es la base y el alimento de las plantas y otros seres vivos. Mantienen que para que un suelo produzca debe de ser rico en materia orgánica y microorganismos, que son son seres vivos que trasforman los restos vegetales. Estos microorganismos mueren en las quemas.
"Con las llamas desaparecen también semillas de plantas e insectos, junto a anfibios y reptiles", según Equo Ávila.
A este empobrecimiento se añade el aumento de óxidos de nitrógeno y sustancias cancerígenas, así como lla erosión y la desertificación, porque el suelo pierde su capacidad de almacenar agua con estas acciones.
Por todo ello piden a la administración que actúe y que promueva prácticas alternativas como enterrar los rastrojos o picar los restos de poda y esparcirlos por el suelo.