La agrupación ‘Jóvenes de Castilla y León’ intervino ayer, martes 9 de febrero, en la Comisión de Despoblación y Reto Demográfico del Senado para exponer la situación que viven los jóvenes ante la falta de oportunidades en territorios afectados por la despoblación.
Los encargados de representar al colectivo en esta sesión han sido María José Pérez y Juan José Álvarez, quienes trasladaron sus propuestas para asentar población joven en estas áreas. En este sentido y según ha detallado María José Pérez, miembro del colectivo, su objetivo es revertir la situación actual de Castilla y León para evitar que se cumplan las previsiones del Instituto Nacional de Estadística, que pronostica una pérdida de 239.000 habitantes en los próximos 15 años.
María José Pérez ha recordado que tres grandes crisis han golpeado especialmente a la juventud de la España Vaciada: la crisis del 2008, la demográfica y ahora la de la Covid. “Esta generación triplemente marcada necesita soluciones como un plan de desarrollo económico centrado en la juventud que se dirija a población de hasta 35 años”, apunta.
Otras de las peticiones ante el Senado han sido planes de vivienda que hagan accesible su alquiler y compra, y planes inclusivos de retorno de jóvenes que contribuyan a un reequilibrio territorial, con objetivos específicos para personas en situación de vulnerabilidad y exclusión social.
Recuerdan también que recientemente presentaron un plan al Gobierno de Castilla y León, en el marco de la elaboración del anteproyecto de Ley de Dinamización Demográfica de la comunidad, con 48 medidas que buscan el impulso de la economía, la potencialización de sectores estratégicos como el agrario, la fijación de población joven, el blindaje de servicios básicos o mejoras en la gestión del territorio.
Desde el colectivo inciden en que todo ello no será posible sin una red de infraestructuras básica: conexión de internet de alta velocidad en todo el territorio, una red de carreteras digna y la recuperación de las conexiones ferroviarias que, en los últimos años y especialmente tras la crisis del COVID, han desaparecido, limitando así la conectividad de áreas rurales.