La Asociación Española contra la Despoblación (AECD) ha lanzado una campaña de denuncia bajo el título ‘Las calles siguen vacías’. Se trata de una campaña fotográfica en la que han participado fotógrafos desinteresadamente y que muestra que las calles vacías de los 5.600 pueblos en riesgo de desaparecer en España lo estaban mucho antes de este confinamiento.
Se trata de una campaña colaborativa, ya que todos los municipios y personas que deseen unirse pueden hacerlo subiendo a sus redes sociales una fotografía de su pueblo vacío antes del confinamiento, acompañada del hashtag #LasCallesSiguenVacías.
Lo que parece ser una de las consecuencias del confinamiento por la Covid-19 (como calles, plazas, bares y parques vacíos) se revela que es una imagen que se lleva viviendo en la España rural desde hace muchos años. Esto es lo que ha querido manifestar la Asociación Española Contra la Despoblación en su última campaña de la mano de la agencia La Despensa, a través de imágenes de fotógrafos documentalistas cedidas para este proyecto.
“A todos nos ha dolido ver imágenes de las ciudades vacías y los negocios cerrados, sin embargo, esa es una realidad habitual para el 54% del territorio del país, que está en riesgo de despoblación” lamenta Lidia María Díaz, la presidenta de la AECD.
La campaña denuncia la situación de olvido de estas regiones y anima a habitar de nuevo nuestros pueblos en un momento en el que la gente se está planteando nuevas alternativas de vida. De hecho, la AECD ha notado un gran aumento de personas interesadas por la España deshabitada. “El teletrabajo puede ser una gran oportunidad para volver a repoblar los pueblos, pero es necesario que las administraciones se comprometan a agilizar las tramitaciones que permitan a estos municipios acceder a una conexión a internet de alta velocidad y estable”, resaltó. Y es que la realidad es que las grandes compañías no han invertido en estas zonas porque el gasto y el beneficio están descompensados.
La falta de infraestructuras se une al acceso a la vivienda, ya que una gran parte de estos pueblos se utilizan como segunda residencia y no hay oferta de viviendas en alquiler y por último, otro gran freno es la falta de servicios educativos, médicos y culturales.